sábado, 25 de febrero de 2012

El nicho del Amor: la Aceptación
                    Marta Campillo R
      La aceptación que recibimos de otros seres humanos tanto en las relaciones vitales como en otros tipos de contactos sociales, tiene un efecto emocional fundamental para la persona, tanto así que se ha considerado que las consecuencias emocionales que las relaciones tienen, es definitorio para el desarrollo de lo que seremos como seres humanos. Así una pregunta central sería ¿Cuál es la importancia de conocer y analizar la manera en como nos relacionamos y las repercusiones que esto tiene para nuestra vida?
     Los teóricos de la comunicación entre ellos el Dr. Paul Watzlawick ha propuesto que cuando nos relacionamos con otras personas establecemos patrones relacionales aunque no sean concientes o no nos demos cuenta de que lo hacemos. Además no solo es importante el contenido de lo que hablamos con los demás, la historia de lo que se dice sino las características de la relación. Así las relaciones pueden ser de Aceptación, de Rechazo, de Descalificación, de Desconfirmación y de Doble Vínculo.
      Cuando una persona nos acepta, ese ser acogido por el otro nos confirma, sobretodo si ese amor incondicional es, como el amor que generalmente se recibe de los padres, o de las relaciones fundamentales, el impacto emocional de la aceptación es de “tu vales” y desde esa perspectiva el aprender a vivir se allana, el aprender a no hacer tan graves los problemas y a perdonarse cuando uno se equivoca se facilita, el cariño sana las heridas, nos enseña a ser generosos con los y con nosotros mismos. El sabernos queridos nos da una referencia de pertenecer a una familia y la oportunidad de aprender a dar amor al tiempo que se recibe. Ser  aceptado al inicio de la vida nos hace crear una protección interna de seguridad que nos acompaña a lo largo de la vida, nos permite confirmar que nuestra existencia vale.
     Cuando en las relaciones encontramos rechazo, si este está claro, por ejemplo en el caso de que alguien no esté de acuerdo con lo que decimos, es fácil aceptarlo pues es está clara la relación. Si alguien prefiere no llevarse con nosotros y rechaza la relación con nosotros, aunque no es placentero tenerlo que reconocer es una situación con la que tenemos que aprender a vivir y a asumir que no con todas las personas nos vamos a llevar bien. El efecto emocional del rechazo es “tú no vales”.
       Lo complicado viene cuando la relación es de descalificación, esto es, el menospreciar a la persona indirectamente, negando que ella tiene razón en algo que dice, por ejemplo decirle “tú no hables pues no sabes”. Además se descalifica cuando le cambiamos el tema de la conversación a la persona, esto es como salirse por la tangente;  o le contestamos con un chiste que niega o no responde a los sentimientos que ésta está planteando. El efecto emocional de la descalificación es “tú no cuentas”. La descalificación es confusa pues al ser indirecta  a la persona no le queda claro que es lo que está mal, aquí es como agredir de manera indirecta  y eso tiene la consecuencia de hacer difícil la relación en la cual uno  se siente atacado continuamente.
     Uno de los patrones más difíciles es el de la desconfirmación, pues aquí se ignora la existencia de la persona, como se dice comúnmente se “pone la ley del hielo”. Claro esto no es significativo si la persona no es de importancia vital pero si esta persona es alguien cercano, con el que tenemos un gran afecto y cercanía, el que se corte la relación tiene un fuerte impacto emocional.  El efecto emocional de la descalificación es “tú no existes”. Cuando esto le sucede a alguien de niño y la persona que lo desconforma es una persona de vital importancia, el efecto es crecer si haberse sentido confirmado, con inseguridad, con rebeldía, con enojo y con una tendencia a la tristeza  profunda y el dolor de sentirse negado, no reconocido como ser humano.
     El Doble Vínculo es un patrón que es el núcleo de muchos de los problemas que tenemos en las relaciones pues éste se caracteriza por tres elementos: hay una relación vital, una paradoja y la imposibilidad de aclarar lo que pasa, no se pude platicar ni tampoco irse o evitarlo, la persona se siente atrapada. La oración que nos ejemplifica en que consiste es: “sí…pero…no”, Esto es, “Te quiero pero no te acepto”, “quiero la relación pero no quiere ser fiel”, “me voy pero me quedo aquí”. Todos expresamos muchas cosas y nos ponemos en un doble vínculo, por ejemplo si decimos “quiero bajar de peso pero no quiero hacer nada”, así eso es un mensaje con una doble valencia, positiva y negativa y así no se puede resolver ni aceptar, tenemos que ponernos del lado del sí o de la posición de no y decidir. El problema es cuando el doble vínculo es permanente y la condición de confusión ocurre desde la infancia. Así lo que hacemos y como tratamos a las personas  es crucial para lo que somos, por lo tanto recibir y dar aceptación es el secreto de la armonía en las relaciones.
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viernes, 17 de febrero de 2012

LA VIDA MULTIHISTORIADA

 LA VIDA MULTIHISTORIADA
                                 Por Mtra. Marta Campillo R.
        
       La vida en un grupo social implica relaciones sociales múltiples y el navegar en un sin fin de costumbres y valores con respecto a lo que somos, pareciera que desde que estamos creciendo continuamente estamos comparando lo que podemos hacer con lo que se espera que hagamos, el lente está puesto en nosotros para evaluar que tan buenos o malos somos en la ejecución de ciertas habilidades. Lo que sucede generalmente es que de esa manera una falta de desarrollo hace que ese problema se centralice o se engrandezca de tal manera que se vuelva lo que las personas son y no solo una expresión de alguna habilidad. Aunque es muy útil poder evaluar las habilidades lo cuestionable es que se reduzca a una persona, es un número en una prueba o a que tan bien puede desempeñar una habilidad.
     Todos tenemos historias infantiles de las cosas que nos tardamos en aprender o para las que nunca tuvimos suficiente destreza, muchos no aprendieron a tocar el piano, otros no lograron correr muy rápido o recitar largos poemas frente a un público, mientras para algunos compañeros todo eso se les facilitaban enormemente.
      Lo interesante es que lo que somos como personas tiene muchos campos de aptitud y habilidad, y estos tienen que ver con una multitud de interacciones en diferentes ambientes en los que hacemos muchas cosas que requieren muchas habilidades y dentro de la sociedad siempre habrá una persona para la cual realizar ese trabajo le sea fácil y le parezca atractivo aunque para los demás no lo no sea. Así la valoración de lo que somos no puede estar basado solo en la falta de competencia de una habilidad.
     Los problemas pueden crear un efecto de eclipse de lo que las personas son, solo se ve el problema y se ignoran los conocimientos y las habilidades que si existen pues nadie está definido solo por un problema. Los problemas nos llevan a pensar en un solo lado de la historia de la persona y la vida se desarrolla en una multiplicidad de interacciones sociales que requieren muchas competencias y en cada una de estas demostramos diferentes habilidades, así se puede  pensar que la vida es multi-historiada, esto es, que no solo existe una versión de lo que somos, nos creamos como seres humanos en las interacciones sociales que tenemos y es en éstas en las que desplegamos nuestra unicidad y complejidad.
      Con cada relación, con cada grupo que interactuamos, en diferentes momentos de  la vida, esas personas que nos ven nos escuchan, nos aman, esas personas conoce cada quien un lado de los que somos capaces de hacer, por lo tanto cuando queremos conocer a una persona se tendría que conocer a muchas de los lados que muestra y de las características que demuestra con las personas con las que se lleva para que estas pudieran dar testimonio de las habilidades que esa persona tiene.
     Cuando pensamos en el problema de un niño, si únicamente lo vemos a través de lo que le genera problema, tendríamos una versión distorsionada de sus capacidades. Puede ser que un niño tenga dificultades con las matemáticas y sin embargo sea muy bueno en el deporte, o puede se que se le dificulte la lecto-escritura y sea una magnífica dibujante. Casi siempre los problemas nos obstaculizan la comprensión de las posibilidades variadas que tenemos y la consecuencia es que la autoreferencia personal de nuestra valía o de nuestras posibilidades se ve disminuida al pensar así, más bien habrá que aceptar que hay ciertas habilidades para las que no tenemos facilidad y que las podemos realizar por el gusto y el placer de hacerlas sin la medición de la perfección de lamisca. Así podremos cantar con tan solo importarnos el gusto de disfrutar una canción, o podremos participar en un deporte y pintar o escribir aunque eso no pueda ser nuestro oficio de vida.
      Afortunadamente todos tenemos cosas que se nos facilitan mucho, con las cuales no nos importa ni la cantidad de tiempo ni el esfuerzo, ni la dedicación con la que tengamos que enfrentar el aprenderlas, podemos pasarnos horas practicando, perfeccionando y a la vez con el profundo gozo de hacer esa actividad. En la vida el secreto de encontrar una carrera o actividad para llevar a cabo, no se centra en todo lo que no podemos hacer bien, está basada en aquellas cosas para las cuales pareciera que nacimos para realizarlas, no importando de la actividad de que se trate pues en la actualidad hay tantas profesiones y demandas de destrezas técnicas por el gran desarrollo científico y económico.
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sábado, 11 de febrero de 2012

DEJANDO HUELLA

Dejando Huella
Por Mtra. Marta Campillo R.

     Los propósitos para muchas personas es que su legado sea muy conocido en el mundo, trascender con su obra, ya sea impresa o de arte o pública y lo logran debido a que lo que han hecho beneficia a la sociedad, esto es así por los grandes valores humanos que los han inspirad, que tienen que ver con el bien colectivo. Existe otro nivel en el que nuestras vidas son trascendentes aunque ese nivel parezca imperceptible siendo este nivel de importancia fundamental y pasa desapercibido, esto es, el efecto que nuestra existencia tiene sobre la vida de las personas con las que convivimos.
      Basta con recordar en nuestra propia vida ¿Quienes han sido pilares fundamentales de  lo que somos ahora? Si nos preguntáramos ¿Qué persona recuerdas que noto o que apoyo la imagen que tú prefieres de ti, lo que te gusta de ti? Tal vez muchos de nosotros diríamos mi abuelita, me encantaban los ratos de salir con ella, de estar en su casa oyendo música y platicando, me encantaba que me daba mucho cariño. O tal vez diríamos mi maestra de primer grado que me decía que era muy inteligente.
      Pensando en las cosas que hemos aprendido que nos gustan de nosotros mismos, podríamos rastrear con quien aprendimos ese a tener esa afición, ese gusto por algo  aunque sea raro, por ejemplo deleitarse con una comida exótica o aprender un oficio o habilidad no común, esto remarca que somos primordialmente relacionales, sociales, que lo que somos se va fundando en una comunidad de personas de las cuales vamos aprendiendo a ser y en cuya compañía aprendemos a desarrollarnos y a encontrar la imagen de lo que nos gusta ser.    
      Esa presencia casi imperceptible con la que la de otras personas  que nos quieren nos apoyan, nos estimulan o ayudan a que podamos descubrir en nosotros cualidades o habilidades, con quienes hemos pasado tiempo en lo cotidiano y con su manera de relacionarse con nosotros, abre experiencias en las que nos podemos reconocer con la imagen que preferimos y en las cuales aprendemos que nuestra presencia tiene un impacto en los demás. Así, aprendemos a ir identificando en cada interacción, con cada persona una historia que va conformando lo que identificamos como “yo” o lo que soy. Cuando nos vernos a través de los ojos de esas personas, tal vez reconocemos nuestra mejor imagen y así en las muchas experiencias que vamos acumulando vamos aprendiendo a identificar las muchas posibilidades que tenemos al ser.
    El tener a personas significativas se ha llamado la membresía de la vida y esto también incluye el que nosotros seamos parte de la membresía de la vida o el ser parte de la vida de otras personas al formar o desarrollar su espíritu, apoyar a una persona que se desarrollo y realice sus capacidades es tan importante como trascender como sobresalir de otra manera. Tal vez la sociedad no ponga tanto énfasis en el reconocimiento del efecto que los papás o las personas cercanas, o los maestros o los amigos tiene sobre el bienestar de las personas y hasta ahora eso pase solo a ser parte de la historia personal de cada quien, pero ¿Qué sería  de nosotros sin personas que nos hubieran cuidado, protegido y enseñado a ser seres humanos? ¿Sería posible la existencia sin las otras personas? No la respuesta es definitivamente no, nos creamos como seres humanos en el nicho de las relaciones sociales de amor, de amistad, con personas valiosas, entusiastas, alegres, dedicadas con las que convivimos y en las cuales aprendemos a ser.
      Si pensáramos a quienes le tenemos que agradecer lo que somos, a la mejor alguien muy individualista diría pues a mí mismo, si es cierto no somos solo lo dan las personas desde afuera pero sin ellas tampoco podríamos ser quienes somos, se tienen los dos niveles del ser humano en constante interacción, lo individual y lo relacional. La cuestión es que cuando reconocemos la importancia que las relaciones con los demás tiene ese efecto profundo en nuestro bienestar emocional,  también podemos valorar el efecto que nuestro accionar con las otras personas tiene sobre ellos y pensar en lo importante que es ofrecer cariño libremente, dar apoyo a las personas que nos rodean, reconocerles las cosas que hacen bien y favorecer en todos los niveles posibles las condiciones para su crecimiento, de tal manera que su presencia se vuelva una fuente de vida para nosotros y nuestra vida al convertirnos en un apoyo fundamental cobre un significado especial en la membresía de su vida. 
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sábado, 4 de febrero de 2012

El lazo de amor llamado Amistad.

El lazo de amor llamado Amistad.
Mtra. Marta Campillo R.

     Cuando se habla de que el ser humano es esencialmente social, lo que se está designando es la importancia que las relaciones con otras personas tienen en nuestra vida. Comenzamos la existencia como seres indefensos imposibilitados de inicio para  valernos por nosotros mismos y de ahí comenzamos un tránsito formativo que está rodeado por las otras personas a lo largo de la vida, así, la sonrisa es una de las primeras respuestas sociales que es una demostración de la importancia que la interacción tiene a lo largo del camino Aprendemos a hablar de oír las voces y de relacionar lo que los sonidos significan cuando nos hablan, mucho de lo que hacemos inicialmente es imitar los movimientos, gestos, sonidos de las personas que nos cuidan, desde el inicio somos como los peces que nadan en el ambiente relacional social.
       Dentro de todas las relaciones que tenemos en la vida una de las que más nos aportan en el proceso de aprender, de cambiar, de negociar, de compartir, de gozar y de reír son los amigos y amigas con las que compartimos muchas de las experiencias de crecimiento en la vida. Las vivencias infantiles se convierten en recuerdos maravillosos de las travesuras o de las cosas audaces que solo nos atrevimos a hacer en la compañía de los amigos/as.
      Las relaciones de amistad pasan a formar parte de otra clase de familia, no se trata de las relaciones consanguíneas sino de esas uniones formadas en la afinidad de gustos, de  actividades o de humor, en donde lo que somos se ve reflejado y en donde nos retroalimentan de la manera en la cual impactamos a los demás, es a través de los ojos de los amigos/amigas que comenzamos a descubrirnos y a crecer.
      Muchas veces a los largo de la vida esta hermandad se vuelve una parte de lo que nos aporta apoyo emocional y es una red a la que tenemos un acceso incondicional, lo que es muy importante para una sobre vivencia emocional, autores como Michael White han llamado a esa red de relaciones la membresía de la vida. Tal pareciera que pertenecemos a una gran fraternidad a la que solo se pertenece con calidez, sinceridad y amor; una red de apoyos y de contactos sin los cuales la vida sería como un páramo pues no tendríamos con quien ventilar las alegrías, las pequeñas o grandes tragedias cotidianas, los logros, los planes o la risa.
     El vínculo maravilloso del que gozamos con solo tener la apertura emocional para dar cariño y atenciones a las otras personas,  es uno de los lazos emocionales a través del cual podemos lograr una gran intimidad emocional, podemos así recordar todas los secretos que únicamente hemos compartido con la amiga o amigo, todas las lágrimas que solo se han derramado es ese nicho suave de confianza y calidez, en aquellas confesiones que al platicarlas se han puesto en la dimensión apropiada. Además, ese espacio para compartir, conforma un tiempo de gozo, de risa y de comunicación lúdica incomparable y único que solo se da con las “amigochitas” o con los “cuates”.
      Con los amigos somos una de las mejores expresiones de lo que podemos ser como seres humanos, somos pacientes, amables, cálido/as, respetuosos, apoyadores,  sinceros/as y ponemos todo lo que esta de nuestra parte para conciliar y disfrutar de esa relación. Todas estas cualidades desplegadas en la amistad tienen que ver con la reciprocidad de amor que la caracteriza y que la hace ser un vínculo tan importante y constituyente de lo que reconocemos como nuestra identidad.
       Todos podríamos contar muchas anécdotas de lo que hemos vivido con nuestros amigos en las pláticas, en los viajes, reuniones, las caminatas o el deporte y al recordar las cosas que pasamos en su compañía, se vuelve a iluminar esa parte de la existencia como si acabara de pasar y nos volvemos a reír a carcajadas y si cada quien aporta otro detalle a la historia, esas risas parecieran un choro sonoro que revive lo chusco o lo irónico, lo fantástico o lo absurdo, lo emocionante o lo placentero y es ahí, en ese cúmulo magnífico de recuerdos  que está entretejido el cariño que nace al compartir y disfrutar lo vivido juntos.
    Celebrar esa maravillosa posibilidad humana es hacer un homenaje al valor que tiene esa red de afectos que nutre lo que somos y podemos lograr ser en el futuro y es reconocer que la amistad es un valor humano esencial.
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