viernes, 25 de mayo de 2012

EL HUMOR NOS SALVA

Por Mtra. Marta Campillo R.

      En la cultura mexicana es popular el humor negro, esa manera de burlarse de las situaciones difíciles y a la vez ridículas que nos ocurren, el humor nos salva de tomar las cosas con un exceso de realidad y ponernos fúnebres, es mejor reírnos de nosotros mismos y de nuestra inmensa imperfección.

     Reír es verle el lado amable a la existencia pues tantas cosas pueden salir mal en un día, que si ya perdimos las llaves y nos quedamos fuera de la casa y acabamos en un hotel a la media noche sin ropa, sin cepillo de dientes y casi sin dinero para poder pasar la noche y saliendo de ahí  te encuentras a las personas con las que trabajas, las cuales te miran con ojos de curiosidad y crítica, ante locuaz no queda más que reírse pues las apariencias engañan y solo queda pensar en el refrán “así se hacen los chismes”.

     Quien no ha hecho el ridículo sin querer, cuando te ensucias el vestido o la corbata en una comida, cuando riegas el contenido de un vaso en un lindo mantel, cuando se te cae algo y todo mundo te está viendo y solo queda decir “¿Y ya qué?”, y ¿Qué me puede pasar? ¿Moriré de pena? Mejor, hay que reírse a carcajadas, de esa risa que lo hace a uno llorar.

      Cuando nos reímos de nuestra imperfección estamos admitiendo que noes posible ser perfecto y que no hay nadie perfecto, además de que está bien no ser perfecto,  podemos dejarnos ser con nuestras limitaciones y con todas las cosas que hacemos mal, las cuales son parte de lo que somos y de lo que hacemos muy bien y dejar que se nos resbalen los errores y no atorarnos en ocultarlos o criticarnos por tenerlos, todos estamos en la misma condición en cuanto a imperfección se refiere, el humor nos permite humanizarnos y  no culpabilizarnos, reírnos de nosotros mismos es el camino de la misericordia con nuestra inacabada humanidad, que es grande.

     Si por cada cosa que hacemos mal nos  pagaran estaríamos ricos, hacemos muchas cosas mal, esto es, sin querer equivocarnos y puede que éstas compitan con las que hacemos bien, nos caemos, tiramos cosas, damos un arrancón o frenamos bruscamente, se nos olvidan cosas, no estudiamos suficiente o no cumplimos con lo que dijimos que íbamos a hacer, quedamos mal, hablamos de más, contamos algo que no debimos o criticamos a los demás, llegamos tarde a una cita, nos enojamos de más, nos frustramos ante una pequeñez, en fin que si nos paráramos a mirar los errores pues estaríamos “fritos” como se dice popularmente, así la risa nos ayuda a convivir con lo imperfecto de nuestra existencia para tratar de aprender a reducir la ineptitud, reírse es necesario para no sucumbir de desesperanza.

      Cuando ante lo adverso emprendemos el camino del enojo o la frustración, alguien con muy bien humor puede hacer gala de creatividad y hacernos reír, decir una ocurrencia, algo disparatado que por ser literal hace un contra sentido y nos cambia la perspectiva, al reírnos la vida tiene otro color, abrimos la puerta de la aceptación de lo inesperado o frustrante y le encontramos el lado efímero, transitorio o irrelevante, esto hace que se evapore el mal humor, lo denso de la tragedia cotidiana y nos podemos reír a carcajadas, como todo buen evento intrascendente necesita.

      Es cierto que no siempre ni podemos ni debemos reírnos, pero si pensamos en el número de veces que la situación hubiera estado mejor si no hubiéramos hecho un drama o la hubiéramos tomado tan en serio. Tal vez hubiéramos podido encontrar lo irrelevante en lo trágico, lo cambiante y resoluble en lo frustrante, lo minúsculo en lo aparatoso, lo pequeño e intrascendente en lo agravante o desesperante, reír, reír y reírse de un mismo es el camino.

      Además hay que aceptar que el paso del tiempo nos hace cada vez más imperfectos, así que el camino en vez de mirarse mejor pareciera estar peor, podemos esperar más deterioro y más equivocaciones involuntarias, omisiones o desastres cotidianos, pareciera que todos sin remedio estamos destinados a que los años nos pesen y cada vez hagamos las cosas con mayor imperfección, con menor habilidad, así si no queremos que el futuro deterioro acabe de dañar el optimismo, el poder ver a la vida como relativa, como sujeta a una valoración diferente a la que le damos y a cambio como inevitable, reírse será lo único que haga que esa etapa de la existencia pueda ser más llevadera, el humor negro, gris o de cualquier color nos llevará a disfrutar de manera jocosa las locuritas que nos ocurran cotidianamente.

     Disfrutar de reírse es encontrar una manera de ser en la vida, sin tantos contratiempos, de fluir con las inconveniencias y con el estrés de la cotidianidad, no es posible controlar nada de lo que pasa y aceptando con humor la incertidumbre de nuestra existencia se hará más llevadera, haremos todo lo que podamos hacer, con todo empeño y disposición y si no se dan las cosas,  nos aguarda encontrarle la cuadratura la círculo, el lado amable a lo frustrante y reír, reír y reírnos hasta el llanto.

Para enviar comentarios: martacam2000@yahoo.com.mx


martes, 15 de mayo de 2012

Enseñar


Marta Campillo R.                     

Enseñar es como volar

Porque las ideas toman vuelo

En el contacto inspirado

Y envolvente de la colectividad



Enseñar es como admirar

La inmensidad del universo

Porque en esa interacción única se descubren

Las posibilidades infinitas de la mente



Enseñar es como nadar en mar abierto

Pues transitando las aguas de lo ignoto

Se revela el camino

Del idear y crear



Enseñar es como correr

Más allá de el límite esperado

En donde a cada paso el empeño rinde frutos

Y la motivación se nutre del esfuerzo realizado



Enseñar es como fortalecerse

En el manantial bullicioso de la creatividad

Al renovarse lo que somos y

Descubrir lo que podemos llegar a ser



Enseñar es como tocar los corazones

Con solo la presencia cálida o con una palabra generosa

Permitiendo que se nutra y

Le crezcan alas a la esperanza



Enseñar es como soñar

En el mundo de lo posible

Es anidar en la fantasía promisorias creaciones

De las futuras realizaciones

lunes, 14 de mayo de 2012

Las vicisitudes del amor: El devenir de la pareja

                                                                                                Mtra. Marta Campillo R.

      Las parejas pasan por todo un proceso a lo largo de su historia, desde la selección  del compañero/a, los acuerdos para profundizar y definir la relación, el establecimiento de la pareja como unidad legal o sea el matrimonio, la consolidación de la familia y las etapas del nacimiento del o los hijos y la salida del hogar los mismos. Todas estas etapas se desarrollan mientras la persona  está cambiando su manera de ser, de verse y de comportarse y descubriendo sus posibilidades de ser persona en el mundo.

       Así, lo que inicialmente nos atrae de una persona puede en el futuro convertirse en lo que nos separa de ella. Las personas en el proceso de crecer tenemos que superar los conflictos que se generan el proceso de crecimiento y de aceptación de lo que somos. Los defectos que nos han marcado y con los cuales ha sido difícil vivir se convierten en una máscara con la cual nos presentamos ante los demás cuando queremos que nos quieran. Muchas veces ese proceso de auto aceptación, en que la auto imagen  que nos vamos formando es de una persona defectuosa o que no ha podido realizar algunas cosas ya sea por dificultades físicas, cognitivas o relacionales, al seleccionar una pareja, va a mirar o enamorarse de aquella persona que no tienen ese problema o que posee lo que esa persona considera que para ella es imposible de realizar o de lograr.

     Cabe preguntarse ¿Qué tanto del amor es idealización o compensación de lo que no tenemos y nos gustaría ser? La selección de pareja no es sencilla y se realiza en una etapa de la vida en la cual la persona está en pleno desarrollo y está descubriendo su potencial, sus metas y lo que para ésta van a ser sus compromisos de vida, lo cual hace que esa selección inicial esté basada en lo que en esa etapa parece ser lo que necesitamos, y en la manera en a cual la persona interactúa con nosotros, aportando a la relación lo que en ese momento parecemos necesitar para crecer. No se puede dejar de lado el componente de atracción física, la química entre las personas, lo cual también define otro de los niveles importantes en el crecimiento, esto es, el desarrollo de nuestra sexualidad y el descubrimiento de nosotros mismos como seres sexuales.

       La relación inicial además se ve limitada o circunscrita a los valores de las familias y lo que éstas piensan de la edad correcta para tener novio o de la aceptación y el manejo que se da a la nueva pareja. No es fácil para los padres aceptar la convivencia a una persona extraña, que además se va a relacionar con un interés sexual con la hija o el hijo. Así existen toda clase de trabas que hacen que la nueva pareja sufra y tenga limitaciones para verse o tratarse sin tanta interferencia, lo que hace que el conocimiento de la otra persona sea limitado y lleno de influencias o prejuicios, por la  prohibición de la naciente pareja. Si existe apoyo  o permiso para que la relación florezca, esto de todas maneras no hace que la pareja se escape de la etapa de la en la que están y de los conflictos no resueltos con lo que llega la persona a la pareja.

      De inicio solo se descubre lo que podemos dar en ese momento de la vida, la cuestión se complica pues cada cónyuge trae una historia de las reglas con las que ha aprendido a vivir y los valores con los cuales piensa que se debe manejar a la familia, el dinero, las obligaciones financieras o el dinero y  tareas cotidianas comunes. Esa confrontación de modos de vivir se hace real cuando comienza la convivencia juntos y se tienen que implementar estrategias de negociación y de acomodo de las costumbres personales de cada quien para poder desarrollar una vida en común.

      Cuando la pareja logra establecer reglas de convivencia comunes  para sí mismos y para la familia y sobretodo existe una dinámica de resolución de conflictos que permita que los desacuerdos que surjan puedan resolverse, la pareja puede avanzar hacia la intimidad más profunda que se va dando con la profundización del amor y de la sexualidad. Sin embargo para muchas parejas  esto no sucede, más bien los conflictos o resentimientos se transforman en una guerra de posiciones por imponer la manera de vivir especial de uno de los dos, proceso que se da con mayor o menor agresividad y sufrimiento o con un desánimo velado con el que la persona sufre el estar en esa relación. Así muchas parejas llegan a la separación o al divorcio.

       Aprender a vivir en pareja es el arte de crecer junto a otra persona, sin que nuestras propias necesidades sean un punto de contención o de inaceptación por el otro. Es el arte de la paciencia, de la aceptación del cambio y de la negociación. Como seres humanos nunca permanecemos iguales, somos un mismo cuerpo pero somos una persona en constante evolución y aprendizaje, lo cual demanda que podamos comunicar esas necesidades y cambios a la persona con la que convivimos de manera más cercana. El amor en la pareja es el compromiso de crecer juntos, de aceptar las diferencias y de perdonar los errores que inevitablemente tenemos para lograr que más allá de los grandes problemas y diferencias de modos de ser, de preferencias y de ideas la pareja pueda permanecer unida y consolidándose en el respeto y el amor.

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