Así, lo que inicialmente
nos atrae de una persona puede en el futuro convertirse en lo que nos separa de
ella. Las personas en el proceso de crecer tenemos que superar los conflictos
que se generan el proceso de crecimiento y de aceptación de lo que somos. Los
defectos que nos han marcado y con los cuales ha sido difícil vivir se
convierten en una máscara con la cual nos presentamos ante los demás cuando
queremos que nos quieran. Muchas veces ese proceso de auto aceptación, en que
la auto imagen que nos vamos formando es
de una persona defectuosa o que no ha podido realizar algunas cosas ya sea por
dificultades físicas, cognitivas o relacionales, al seleccionar una pareja, va
a mirar o enamorarse de aquella persona que no tienen ese problema o que posee
lo que esa persona considera que para ella es imposible de realizar o de
lograr.
Cabe preguntarse ¿Qué tanto
del amor es idealización o compensación de lo que no tenemos y nos gustaría
ser? La selección de pareja no es sencilla y se realiza en una etapa de la vida
en la cual la persona está en pleno desarrollo y está descubriendo su
potencial, sus metas y lo que para ésta van a ser sus compromisos de vida, lo
cual hace que esa selección inicial esté basada en lo que en esa etapa parece
ser lo que necesitamos, y en la manera en a cual la persona interactúa con
nosotros, aportando a la relación lo que en ese momento parecemos necesitar
para crecer. No se puede dejar de lado el componente de atracción física, la
química entre las personas, lo cual también define otro de los niveles
importantes en el crecimiento, esto es, el desarrollo de nuestra sexualidad y
el descubrimiento de nosotros mismos como seres sexuales.
La relación inicial además
se ve limitada o circunscrita a los valores de las familias y lo que éstas
piensan de la edad correcta para tener novio o de la aceptación y el manejo que
se da a la nueva pareja. No es fácil para los padres aceptar la convivencia a
una persona extraña, que además se va a relacionar con un interés sexual con la
hija o el hijo. Así existen toda clase de trabas que hacen que la nueva pareja
sufra y tenga limitaciones para verse o tratarse sin tanta interferencia, lo
que hace que el conocimiento de la otra persona sea limitado y lleno de
influencias o prejuicios, por la
prohibición de la naciente pareja. Si existe apoyo o permiso para que la relación florezca, esto
de todas maneras no hace que la pareja se escape de la etapa de la en la que
están y de los conflictos no resueltos con lo que llega la persona a la pareja.
De inicio solo se descubre
lo que podemos dar en ese momento de la vida, la cuestión se complica pues cada
cónyuge trae una historia de las reglas con las que ha aprendido a vivir y los
valores con los cuales piensa que se debe manejar a la familia, el dinero, las
obligaciones financieras o el dinero y
tareas cotidianas comunes. Esa confrontación de modos de vivir se hace
real cuando comienza la convivencia juntos y se tienen que implementar
estrategias de negociación y de acomodo de las costumbres personales de cada
quien para poder desarrollar una vida en común.
Cuando la pareja logra
establecer reglas de convivencia comunes
para sí mismos y para la familia y sobretodo existe una dinámica de
resolución de conflictos que permita que los desacuerdos que surjan puedan
resolverse, la pareja puede avanzar hacia la intimidad más profunda que se va
dando con la profundización del amor y de la sexualidad. Sin embargo para
muchas parejas esto no sucede, más bien
los conflictos o resentimientos se transforman en una guerra de posiciones por
imponer la manera de vivir especial de uno de los dos, proceso que se da con
mayor o menor agresividad y sufrimiento o con un desánimo velado con el que la
persona sufre el estar en esa relación. Así muchas parejas llegan a la
separación o al divorcio.
Aprender a vivir en pareja
es el arte de crecer junto a otra persona, sin que nuestras propias necesidades
sean un punto de contención o de inaceptación por el otro. Es el arte de la
paciencia, de la aceptación del cambio y de la negociación. Como seres humanos
nunca permanecemos iguales, somos un mismo cuerpo pero somos una persona en
constante evolución y aprendizaje, lo cual demanda que podamos comunicar esas
necesidades y cambios a la persona con la que convivimos de manera más cercana.
El amor en la pareja es el compromiso de crecer juntos, de aceptar las
diferencias y de perdonar los errores que inevitablemente tenemos para lograr
que más allá de los grandes problemas y diferencias de modos de ser, de
preferencias y de ideas la pareja pueda permanecer unida y consolidándose en el
respeto y el amor.
Para enviar
comentarios: martacam2000@yahoo.com.mx
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