En la cultura
mexicana es popular el humor negro, esa manera de burlarse de las situaciones
difíciles y a la vez ridículas que nos ocurren, el humor nos salva de tomar las
cosas con un exceso de realidad y ponernos fúnebres, es mejor reírnos de
nosotros mismos y de nuestra inmensa imperfección.
Reír es verle el lado amable a la
existencia pues tantas cosas pueden salir mal en un día, que si ya perdimos las
llaves y nos quedamos fuera de la casa y acabamos en un hotel a la media noche
sin ropa, sin cepillo de dientes y casi sin dinero para poder pasar la noche y
saliendo de ahí te encuentras a las
personas con las que trabajas, las cuales te miran con ojos de curiosidad y crítica,
ante locuaz no queda más que reírse pues las apariencias engañan y solo queda
pensar en el refrán “así se hacen los chismes”.
Quien no ha hecho el ridículo sin querer,
cuando te ensucias el vestido o la corbata en una comida, cuando riegas el contenido
de un vaso en un lindo mantel, cuando se te cae algo y todo mundo te está
viendo y solo queda decir “¿Y ya qué?”, y ¿Qué me puede pasar? ¿Moriré de pena?
Mejor, hay que reírse a carcajadas, de esa risa que lo hace a uno llorar.
Cuando nos reímos de nuestra imperfección
estamos admitiendo que noes posible ser perfecto y que no hay nadie perfecto,
además de que está bien no ser perfecto,
podemos dejarnos ser con nuestras limitaciones y con todas las cosas que
hacemos mal, las cuales son parte de lo que somos y de lo que hacemos muy bien
y dejar que se nos resbalen los errores y no atorarnos en ocultarlos o
criticarnos por tenerlos, todos estamos en la misma condición en cuanto a
imperfección se refiere, el humor nos permite humanizarnos y no culpabilizarnos, reírnos de nosotros
mismos es el camino de la misericordia con nuestra inacabada humanidad, que es
grande.
Si por cada cosa que hacemos mal nos pagaran estaríamos ricos, hacemos muchas
cosas mal, esto es, sin querer equivocarnos y puede que éstas compitan con las
que hacemos bien, nos caemos, tiramos cosas, damos un arrancón o frenamos
bruscamente, se nos olvidan cosas, no estudiamos suficiente o no cumplimos con
lo que dijimos que íbamos a hacer, quedamos mal, hablamos de más, contamos algo
que no debimos o criticamos a los demás, llegamos tarde a una cita, nos
enojamos de más, nos frustramos ante una pequeñez, en fin que si nos paráramos
a mirar los errores pues estaríamos “fritos” como se dice popularmente, así la
risa nos ayuda a convivir con lo imperfecto de nuestra existencia para tratar
de aprender a reducir la ineptitud, reírse es necesario para no sucumbir de
desesperanza.
Cuando ante lo adverso emprendemos el
camino del enojo o la frustración, alguien con muy bien humor puede hacer gala
de creatividad y hacernos reír, decir una ocurrencia, algo disparatado que por
ser literal hace un contra sentido y nos cambia la perspectiva, al reírnos la
vida tiene otro color, abrimos la puerta de la aceptación de lo inesperado o
frustrante y le encontramos el lado efímero, transitorio o irrelevante, esto
hace que se evapore el mal humor, lo denso de la tragedia cotidiana y nos
podemos reír a carcajadas, como todo buen evento intrascendente necesita.
Es cierto que no siempre ni podemos ni
debemos reírnos, pero si pensamos en el número de veces que la situación
hubiera estado mejor si no hubiéramos hecho un drama o la hubiéramos tomado tan
en serio. Tal vez hubiéramos podido encontrar lo irrelevante en lo trágico, lo
cambiante y resoluble en lo frustrante, lo minúsculo en lo aparatoso, lo
pequeño e intrascendente en lo agravante o desesperante, reír, reír y reírse de
un mismo es el camino.
Además hay que aceptar que el paso del
tiempo nos hace cada vez más imperfectos, así que el camino en vez de mirarse
mejor pareciera estar peor, podemos esperar más deterioro y más equivocaciones
involuntarias, omisiones o desastres cotidianos, pareciera que todos sin
remedio estamos destinados a que los años nos pesen y cada vez hagamos las cosas
con mayor imperfección, con menor habilidad, así si no queremos que el futuro
deterioro acabe de dañar el optimismo, el poder ver a la vida como relativa,
como sujeta a una valoración diferente a la que le damos y a cambio como
inevitable, reírse será lo único que haga que esa etapa de la existencia pueda
ser más llevadera, el humor negro, gris o de cualquier color nos llevará a
disfrutar de manera jocosa las locuritas que nos ocurran cotidianamente.
Disfrutar de reírse es encontrar una
manera de ser en la vida, sin tantos contratiempos, de fluir con las
inconveniencias y con el estrés de la cotidianidad, no es posible controlar
nada de lo que pasa y aceptando con humor la incertidumbre de nuestra
existencia se hará más llevadera, haremos todo lo que podamos hacer, con todo
empeño y disposición y si no se dan las cosas, nos aguarda encontrarle la cuadratura la
círculo, el lado amable a lo frustrante y reír, reír y reírnos hasta el llanto.
Para enviar
comentarios: martacam2000@yahoo.com.mx
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